A Scala Hanníbalis van de bracet en forma de 148 articles episodis d'història de l'Escala i Empúries i altres indrets, reflexions i opinions sobre temes d'actualitat i capbussades en el món de les ciències ocultes
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• El último viaje de Psicodoro

Aquest febrer es compleix el 51è aniversari de la defunció del gran anarquista escalenc Antoni Puig Artigas (a) Tonet o Esperrucat. Tonet va patir un infart quan visitava el 10 de febrer de 1960 uns amics a Tolosa de Llenguadoc i en un desesperat intent de socorre’l el seu cos ja inert va ser traslladat a la vivenda veïna del replà, on vivia la seva gran amiga Federica Montseny. L’exministra Montseny s’acomiadava d’ell amb aquestes paraules publicades el 21 de febrer a CNT–AIT, portavoz de la CNT de España en el Exilio (Toulouse), necrològica recollida al llibre Antoni Puig Tonet. Barber, àcrata i savi (2010) de Rafel Bruguera.

Certificat de defunció de Tonet Puig expedit per l’ajuntament de Tolosa de Llenguadoc. Sobreimpressionades, una fotografia de Puig i una altra de la familia Esgleas-Montseny al seu pis de Tolosa de la “place des Salins”. Va ser precisament en aquest menjador que Puig va exhalar l’últim sospir. (Document: arxiu de l’autor).

“Psicodoro ya no volverá a pasearse más por entre los mortales. Psicodoro ha terminado su último viaje. Ha dejado de existir la última de sus encarnaciones. Psicodoro fue creado por Han Ryder y realizado por Antonio Puig. Puig de La Escala, una institución en el movimiento confederal y libertario de Cataluña.

Y Puig ha muerto. Cuando escribo estas líneas, su cuerpo aún está tendido en una habitación de mi casa, rígido e inmóvil, con una gran serenidad en su semblante. La muerte le ha dado una expresión solemne y severa. Su gran frente se destaca tersa como un mármol antiguo. Y su cabellera blanca y rizada forma en torno de ella una aureola de nieve. Puig ha muerto en mi casa. Por un concurso de circunstancias, a ella ha venido a morir, como si, secretamente, subconscientemente, la hubiese elegido como última morada.

Mis ojos se llenan de lágrimas, recordando un largo pasado. Otra vez vuelvo a ver su barbería de La Escala, aquel mundo de anticipación creado en torno suyo. Aquellos pescadores intelectuales, que conocían los clásicos griegos y discutían de todo lo humano y lo divino. Mundo de anticipación que Han Ryder no conociera. Si lo hubiese conocido, hubiera identificado a través de aquel mosaico humano a muchos de sus personajes. Y en Puig, griego retardado, hijo de esa Costa Brava que fue cuna de una civilización, hubiera inmediatamente saludado a su Psicodoro.

Mundo de anticipación que no se limitaba solamente a las digresiones intelectuales. Los rudos pescadores melómanos y poetas, lectores de Renan y de Ingenieros, que recitaban versos de Almafuerte y conocían a Sócrates, eran un mundo apasionado y dinámico, solidario y abnegado siempre. En las horas de la represión y de la dictadura, La Escala, Puig, sus pescadores y su universo de anticipación moral se pusieron al servicio de los perseguidos, y de los secretos refugios de todo un pueblo anarquista, en las barcas de los rudos marinos en los que revivía la vieja raza helénica. ¡cuántos perseguidos por la policía habían ganado, a través de la bahía de Rosas y el golfo de León, las costas francesas! Por allí escaparon Nicolau y su compañera; por allí huyó Ascaso, después de la ejecución del cardenal Soldevila.

(…) Se van cincuenta años de movimiento confederal y libertario. Con él desaparecen recuerdos, anécdotas, páginas inéditas, de medio siglo de vida nuestra. Seguí, Pestaña, Carbó, Aláiz, Plaja, Aragó, tantos y tantos que en este momento no recuerdo, estuvieron ligados a esta vida, compartieron horas de esta existencia, vivieron con él momentos de lucha y de peligro. Todo el período de creación de la CNT, a través de grandes movimientos reivindicativos, en cierto modo tuvo su centro de gravedad en su casa de Barcelona; allí se hacían los periódicos; allí se reunían los Comités en épocas de clandestinidad.

Allí vivía Seguí y de allí salió Puig, volviendo a su hermoso pueblo natal, resolviendo un drama moral como él sabía resolver estas cosas: alejándose, cediendo el puesto a quien fue preferido por su compañera de entonces, sin escándalo, con comprensión y con entereza. Los mayores elogios que he oído de Seguí, los juicios más certeros sobre su personalidad rica y compleja, es de la boca de Puig de donde salían, sin rencor alguno, noble y sencillamente.

Le conocí siendo todavía muy niña y él contribuyó considerablemente a la formación de mi alma. ¡Cuántas horas he vivido en su biblioteca, en los días de vacaciones que anualmente íbamos a pasar a La Escala, discutiendo con él de todo! Hasta para muchos compañeros, su concepción del amor, de la vida, su filosofía sonriente, su helenismo, no eran comprendidos. Chocaba con muchos prejuicios morales y religiosos. Él me enseñó a ser fuerte y a ser libre; él me ayudó a formarme una personalidad propia, a acorazarme contra la crítica y contra la mezquindad. Él fue un poco mi padre moral. Quizá por eso, a la hora de su muerte, ha venido a morir a mi lado. A falta de los hijos carnales, sentía en mí la presencia de una criatura un poco suya, un poco engendrada por su espíritu y por su cultura.

Porqué Puig era uno de los hombres más cultos de nuestro movimiento. Nadie podrá jamás saber lo que Puig había leído y la multiplicidad de sus conocimientos. Ha dejado escritas más de 300 sardanas que mañana le darán gloria, algunas ya hoy tocadas por coblas de la Costa Brava. Su biblioteca, la que tenía en España y que cedió al pueblo de La Escala al producirse la revolución, era algo selecto y extraordinario. Bosch Gimpera y Fenner Brockway que la visitaron podrían dar fe de ello. Y la que ha dejado en Montauban ahora, rehecha con su propio esfuerzo –a comprar libros dedicaba todo el dinero que iba a parar a sus manos–, es, más en pequeño, algo notable por todos conceptos.

Ha muerto de un ataque cardíaco, sin sufrimientos y rápidamente, como él deseaba. Ha muerto hablando de su pasado, interrumpiendo una conversación amena, como hubiera muerto Psicodoro, de haber vivido. Ha emprendido el último viaje. Si existen los Campos Elíseos de la eternidad, por ellos debe pasearse ya su sombra. ¡Salve, Puig, amigo dilecto y querido!”.

(L'Escalenc-2011)

REBOTIGA DEL SCALA

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